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Desde hace algunos años la diseñadora británica Suzanne Lee lleva a cabo experimentos en el cultivo de un material basado en el kombucha, una bebida milenaria con sabor a sidra de manzana un poco avinagrada, que se prepara con té azucarado fermentado por una colonia de microorganismos.

Estos hongos y bacterias crean un cuerpo gelatinoso en una simbiosis de mutuo beneficio, esta capa gelatinosa  de microfibras de celulosa se pone a secar y el resultado al tacto es como un cuero vegetal, posteriormente se corta según los patrones de diseño y se le da color con tintes vegetales.

Este proyecto de investigación llamado Biocouture, surgió en una idea de su libro Diseñando el futuro: el armario del mañana, un completo texto sobre moda y tecnologías del futuro, en el cual Suzanne Lee plantea la posibilidad de crear un tejido sostenible y que no agreda al medio ambiente.

En la actualidad la diseñadora trabaja como Senior Research en Fellow en el Central Saint Martins de la Universidad de las Artes de Londres, con un grupo de científicos para investigar si la biología sintética puede diseñar organismos optimizados para el cultivo de productos de consumo.

«También estoy creando nuevas muestras compuestas de celulosa bacteriana, buscando un eco sustrato como el cáñamo. Estoy enseñando un proyecto apasionante de exploración de los sistemas y la biología sintética para textiles de posgrado», señala Suzanne Lee, quien además busca la forma de lograr que su tejido sea hidrófobo, porque en la actualidad por la misma condición de las bacterias que lo componen absorbe todo el agua que le llega, aumentando hasta 100 veces el peso de cada prenda.